SOCIALISMO DEL SIGLO XXI: ¡VOTO POR EL SOCIALISMO! Por
Luis Britto García.
SOCIALISMO DEL SIGLO XXI: EL SOCIALISMO POSIBLE DEL SIGLO
XXI. Por Alberto Pinzón
Sánchez.
SOCIALISMO DEL SIGLO XXI: SOLIDARIDAD, RECIPROCIDAD Y SOCIALISMO. Por Mario Sanoja y Iraida
Vargas-Arenas.
SOCIALISMO DEL SIGLO
XXI:
¡VOTO POR EL
SOCIALISMO!
Por Luis Britto
García.
Voto por el voto. En el siglo XIX se presentó un ferviente
liberal a votar por Antonio Leocadio Guzmán. Le advirtieron que estaba
inhabilitado como candidato, y el votante dijo: "¡Voto por el
inhabilitado!". Le añadieron que estaba sometido a juicio, y el votante
exclamó: "¡Voto por el enjuiciado!". Le advirtieron que sería condenado
a muerte, y el elector gritó: "¡Voto por el muerto!".
En Venezuela por fin tenemos un sistema electoral a prueba de
fraudes, certificado por millares de observadores internacionales.
También tenemos autoridades que lo respetan. Parece abierta la vía hacia
la revolución pacífica, si es que alguna vez el imperio más armado del
mundo va a permitirla. ¡Voto por el voto! Voto por Venezuela. Una vez
más, participa en la contienda electoral la Embajada de Estados Unidos.
La situación no es nueva. En 1946, el embajador estadounidense Braden
intentó forzar una decisión electoral contra Perón, al extremo de que la
campaña justicialista ganó con el lema "O Braden o Perón".
En 1973 el Departamento de Estado inundó de dólares Chile para
evitar la elección de Allende; elegido éste, presionó para impedir que
el Poder Legislativo lo ratificara; ratificado, financió el operativo
para derrocarlo. En 1990 la Embajada de Estados Unidos destinó millones
de dólares para fundir quince grupos opositores nicaragüenses en un
Frente en torno a Violeta Chamorro. Eva Golinger demostró que el
Departamento de Estado es el financista principal de la oposición
venezolana. O Bush o Venezuela. ¡Voto por Venezuela! Voto por la
Integridad Territorial. El tiempo derrumbó las leyendas urbanas sobre la
estrategia de la oposición. Que convocaría primarias; que no presentaría
candidatos; que llamaría a la abstención; que ridiculizaría el proceso
cuadr&aac ute;ndose detrás del Conde del Guácharo.
Todas requerían una disciplina, una coherencia, una solidaridad
que la oposición no tuvo, tiene ni tendrá. A estas alturas van 29
candidatos; las bases adecas desoyen a sus cogollos y apoyan a Rosales,
quien sólo alega un llamado a repartir los reales del petróleo que poco
efecto puede tener en quienes lo vieron apoyando el golpe privatizador
del 11 de abril de 2002. Detrás de Rosales está también el proyecto de
secesión del Estado Libre Asociado del Zulia, proclamado abiertamente a
comienzos de este año. ¡Voto por la integridad territorial! Voto por el
cuánto. Vivimos una elección sin sor presas. Todos saben quién va a
ganar. Hasta la nada bolivariana encuestadora Seijas admite que Chávez
junta 80% de popularidad. El opositor Rosales sólo se pro clamó a
condici&oacut e;n de que lo dejaran luego retornar a su gobernación
del Zulia. Sólo hay duda sobre el cuánto. La encuestadora Seijas
registra una intención de voto por Chávez de 60%. Para igualar
popularidad e intención, voto por campaña, programa,
ideología.
Voto por la campaña. Vivimos una campaña electoral sin campaña. O
la oposición no tiene nada que decir o el proyecto bolivariano no quiere
pecar de ventajista, pero esta es la contienda comicial de más bajo
perfil en medio siglo, al extremo de que parece no tener ninguno.
Rechacé siempre las campañas que arrancaban con la juramentación del
presidente electo y crecían hasta la histeria colectiva año y medio
antes de la nueva votación. No sufrago por el regreso de esos operativos
de tortura sicológica.
Voto porque quienes compiten por la primera magistratura nos den
una explicación concisa y detallada sobre qué van a hacer con los
mayores recursos energéticos del hemisferio durante el próximo
sexenio.
Voto por el programa. Para el 2012 deberían estar completados: 1)
Una reforma del Estado que lo habilite para cumplir eficazmente sus
cometidos y lo integre operativamente con las misiones. 2) Una total
recuperación de la soberanía sobre nuestra industria de hidrocarburos,
que coloque bajo control total, absoluto y exclusivo de la República los
sectores hoy comprometidos con concesiones, contratos de servicios o
empresas mixtas. 3) Un sistema de participación que integre de manera
real las bases sociales a la toma de decisiones políticas y la selección
de representantes y cuadros. 4) Una renacionalización de nuestras
industrias básicas subastadas por el neoliberalismo, tales como las del
hierro, aluminio, electricidad, telefónica, transporte aéreo y otras
empresas estratégicas. 5) Una reconquista de p restaciones y derechos
sociales tanto para trabajadores en general como para quienes colaboran
en las misiones. 6) Una reasignación de las concesiones del espectro
radioeléctrico que lo destine en forma efectiva a sus funciones
constitucionales de información veraz, educación y entretenimiento. 7)
Un replanteamiento del sistema económico en función del ahorro
energético, la sustentabilidad productiva, el reciclamiento y la
producción de artículos de consumo básico para las mayorías. 8) Una
remodelación total del sistema financiero que lo libere de la tiranía
del Consenso de Washington, y en consecuencia elimine tributos recesivos
como el IVA, cobre impuestos al capital extranjero hoy exonerado por los
tratados contra la doble tributación, y cancele de una vez y por siempre
el desangramiento de la Deuda Pública. 9) Reforma Agraria, soberanía
alimentaria y control de! los recursos hídricos y biológicos integrales.
10) Reserva popular garante de la soberanía.
Voto por la ideología. Las elecciones de 2006 deben ser la
divisoria para que el bolivarianismo deseche el peligro de querer ir a
tantos sitios a la vez que termine por no llegar a ninguno. Vamos hacia
el socialismo del siglo XXI; Hugo Chávez Frías lo ha proclamado una y
mil veces; todas las encuestas señalan que los venezolanos favorecen el
socialismo contra el capitalismo. Socialismo es propiedad social de los
medios de producción. Quien no lo quiera, que se apee. Quien quiera
hacerse rico, privatizar el agua, convertir a Venezuela en narcocasino
prostibulario o negociar concesiones petroleras o de medios, que toque
en la Embajada de Estados Unidos. Voto por el socialismo.
SOCIALISMO DEL SIGLO XXI:
EL
SOCIALISMO POSIBLE DEL SIGLO XXI.
Por Alberto
Pinzón Sánchez, de Argenpress.
La oleada revolucionaria de 1848 en Europa, llevó a los maestros
del proletariado Marx y Engels, a la discusión teórica y práctica sobre
el 'Socialismo Posible', que dilucidaron con escalpelo en ese terrible e
inmortal panfleto llamado 'El Manifiesto Comunista'. Hoy la oleada
antiimperialista y antioligarquica, que recorre especialmente a la
Patria Grande, está exigiendo en la praxis a los 'intelectuales
orgánicos' y Amautas latinoamericanos, una disección parecida sobre
Socialismo Posible en este siglo XXI.
Se ha avanzado a grandes pasos. El acero Imperial y la sangre de
los que lo enfrentan, así lo exige. Pero faltan aún por construir
algunas trincheras y barricadas callejeras de duros adoquines
ideológicos y políticos, desde donde se pueda leer la luz de una pequeña
vela, la realidad para continuar con su transformación.
El primer punto, consiste en continuar depurando el concepto de
Socialismo por el que lucharon de Marx y Lenin; recuperando críticamente
su esencial dimensión 'democrática', y depurándolo tajantemente de
cualquier asociación con la perversión dictatorial Stalinista disfrazada
de marxismo-leninismo, responsable en última instancia, de la catástrofe
del derrumbe de la Unión Soviética.
Recuperar el concepto de Democracia Socialista, sólidamente
cimentado sobre el de la Soberanía Popular instaurado en la revolución
de 1789, que le fue tan caro a Lenin y que el propio Marx describió (así
haya sido de manera somera) al valorar la inolvidable experiencia de
Comuna de Paris, como una democracia directa y participativa de las
masas insurrectas con revocatoria inmediata del mandato.
La lucha interminable futura tanto teórica como práctica, por el
socialismo en el siglo XXI, es pues por arrebatarle a la burguesía
hegemónica y al Imperio Global que ha producido, el término de
'democracia electoral' para darle su verdadero y originario sentido
político de la clase trabajadora: Gobierno del pueblo y para el
pueblo.
Segundo. Y es aquí en este punto, en el concepto de la revolución
francesa de 1789 de Soberanía Popular extendida a la Nación, en donde
contacta la añeja y probada tradición socialista, con el pensamiento
jacobino y con la obra radical de Simón Bolívar. Porque no se trata de
convertir en comunista al Libertador, sino de encontrar en su concepción
democrática y anfictiónica de Soberanía Popular y Nacional, las raíces
revolucionarias de su sabia vital, para ponerlas en el contacto creador
de la praxis, con las profundas y fértiles del pensamiento marxista
revolucionario, protegiéndonos de paso del Nacionalismo, esa plaga que a
continuación de la implosión soviética fue tan hábilmente manipulada por
los servicios secretos de las potencias de la OTAN, para despedazar y
someter a Yugoslavia y a los pueblos de la periferia Rusa.
Tercero. Pero también para llegar a nuestros ancestros americanos
quienes ya en el Popol Vuh, plantearon para los siglos de los siglos su
concepto telúrico y cósmico de Soberanía Alimentaria y Agrícola. De la
Ecología y la Biodiversidad, tan radicalmente opuesto a las ideas
comerciales de los tratados del libre comercio imperial.
Cuarto. Para plantearnos tareas estructurales como La Soberanía
Económica, entendida como la voluntad de un pueblo trabajador soberano
de defender y desarrollar democráticamente sus recursos estratégicos y
humanos de manera independiente y en pie de igualdad con los demás
países del mundo, en la perspectiva de eliminar la explotación del
hombre por el hombre .
Quinto. Para apropiarnos plenamente mediante el concepto de
Soberanía Científico-Tecnológica, de ese esencial y revolucionario motor
actual de las Fuerzas Productivas globales.
Sexto. Para mediante el concepto de Soberanía Militar y
Diplomática, liberarnos de ese odioso sometimiento a planes militares
Imperiales de agresión a los vecinos, y de manera auto determinada
colocar las fuerzas militares al cuidado de la Patria Grande.
En definitiva, para luchar estratégicamente de la mano de Marx,
Lenin y Bolívar, no por ese vulgarizado y maquillado 'socialismo
democrático' pues este termino constituye una tautología, un pleonasmo,
ya que el verdadero Socialismo es en sí democrático; sino por
arrebatarle a la burguesía hegemónica mundial, en calles, campos,
fabricas y colegios, es decir en la teoría y la praxis, la Democracia
(con mayúscula) y lanzarnos a eliminar en la Patria Grande la
explotación del hombre por el hombre, que es el verdadero objetivo
socialista.
SOCIALISMO DEL SIGLO XXI:
SOLIDARIDAD, RECIPROCIDAD Y SOCIALISMO.
Por Mario Sanoja y Iraida
Vargas-Arenas.
En
esta hora de proponer la meta y los objetivos del socialismo en el siglo
XXI, creemos necesario insistir como hemos hecho en muchos de nuestros
trabajos anteriores sobre la necesidad de conocer y estudiar, de tomar
en cuenta la historia, las experiencias de la gente, de las sociedades
humanas, desde los inicios de la vida social organizada. La construcción
del socialismo en el siglo XXI no alude solamente a la transformación de
los procesos económicos de producción, distribución, cambio y consumo
que caracterizan el modo de producción de la Formación Social
Capitalista, sino principalmente a lograr nuevas formas de organizar las
relaciones sociales para que la sociedad pueda lograr y mantener dicho
proceso de transformación.
El
comunismo primitivo
Las
investigaciones realizadas por el abogado y antropólogo norteamericano
Lewis H. Morgan sobre la organización de la sociedad iroquesa [1],
publicadas en 1881, estaban originalmente destinadas a formar parte de
su monumental obra La Sociedad Primitiva [2]. En éste, su escrito más
conocido, Morgan se fundamentó en los principios del Evolucionismo
Social para exponer su tesis sobre la importancia del desarrollo y
ampliación de la base material o productiva en el proceso histórico de
la Humanidad.
La
evolución de las formas de producción o de la base material de la
Sociedad se inició cuando hombres y mujeres derivaban su alimentación de
la apropiación o recolección de alimentos vegetales y animales, forma
socioeconómica que habría mantenido a la comunidad humana dependiente de
la explotación de determinados nichos ecológicos o ambientes naturales.
La segunda forma de alimentación –según Morgan- fue aquella basada en la
pesca. Como los peces tenían una distribución ilimitada en cantidad y
espacio, constituían un tipo de alimento que podía ser capturado y
consumido en cualquier época del año. De esta manera, la subsistencia y
la vida misma de los grupos sociales se habrían independizado de las
fluctuaciones climáticas y las limitaciones impuestas por determ inados
ambientes naturales terrestres. De la misma manera, la localización de
las comunidades humanas a lo largo de los ríos y las costas de los
mares, habría estimulado el proceso de difusión de la especie humana
sobre el territorio de los distintos continentes, teoría que se
compagina con la reciente propuesta dos distinguidos prehistoriadores
estadounidenses, Bradley y Stanford [3], para una nueva explicación del
poblamiento de América. En aquella segunda forma de alimentación, la
pesca, se observó –según la propuesta de Morgan- el aparecimiento de
armas perfeccionadas tales como el arco y la flecha así como también de
formas de apropiación de granos y raíces farináceas.
La
tercera forma de subsistencia, la cual dentro de la visión evolucionista
de Morgan sucedía a las anteriores, es aquella basada en el cultivo
generalizado de alimentos farináceos. Fue a partir de ese momento cuando
comenzaría a manifestarse una separación cultural entre Asia y Europa,
por una parte, y América. En este último caso, el desarrollo cualitativo
y cuantitativo de la agricultura estuvo mediado por la ausencia casi
generalizada de animales gregarios domesticables, excepto en la región
andina central de Suramérica. La existencia de extensos y ricos campos
de pesca tanto sobre el litoral atlántico como el pacifico, la
existencia de cereales de alto rendimiento como el maíz y los frijoles y
de plantas vegetativas como la yuca, la papa y la batata, entre otras,
dieron origen a los antiguos sistemas agrarios americano s
[4].
En el
caso específico de Asia y Europa, los sistemas agrarios se fundamentaron
en cultígenos de alto rendimiento como el trigo, la cebada y el millo,
asociadas con otras tradiciones y modos de vida relacionados con la
domesticación de animales gregarios como el ganado vacuno, el ganado
cabrío, el ganado caballar, el porcino, las aves de corral, etc., cuya
unión contribuyó a forjar una sólida economía agropecuaria la cual
permitió a las antiguas comunidades de recolectores cazadores acceder a
la reproducción controlada de los cereales y las proteínas, hecho que
dio un grande y temprano impulso al proceso de transformación de la
sociedad en aquellos continentes. La domesticación de los animales
habría constituido la génesis de diversos modos de vida pastoriles,
particularmente en Europa y Asia. El carácter transhumante y móvil de
los rebaños de animales gregarios, determinó la formación de sociedades
de pastores cuya expansión territorial llegó a alcanzar los valles del
río Eufrates, la India y la estepas asiáticas.
Morgan
estableció, de la misma manera, una secuencia lógica evolutiva de las
prácticas agrarias. Éstas se habrían iniciado con la horticultura o la
práctica del cultivo que nosotros denominamos conuco o cultivo
itinerante, dando luego paso a la labranza y los huertos, al campo o
ager, en latín, lo que implicaba también la existencia de diferentes
regímenes de propiedad. El primero consistía solamente en el
establecimiento de marcas territoriales, el segundo, territorios
cercados o segregados. De la misma manera, estableció Morgan una
secuencia técnica progresiva que marchaba desde la labranza de parcelas
en tierras aluviales a lo largo de los ríos, a la labranza de espacios
cercados y huertas localizadas en los valles y los terrenos en
pendiente, utilizando los arados tirados por bueyes.
Dos
El
desarrollo de las diversas formas de subsistencia y la serie de
invenciones progresivas en el campo de las técnicas materiales para
apropiar y transformar materias primas, necesarias para la reproducción
del ser social, dieron origen según Morgan a una serie de períodos o
estadios étnicos cada uno de los cuales representaba una cultura y un
modo de vida diferente:
El
Salvajismo, o los orígenes mismos de la Humanidad, donde los grupos
humanos eran básicamente recolectores, cazadores, pescadores.
La
Barbarie, caracterizada por la invención de la agricultura, la
alfarería, sístemas de regadío, la metalurgia, la arquitectura de adobe,
el alfabeto fonético, etc.
La
Civilización, desde la invención de la escritura, y la aparición del
Estado, hasta el presente. El carácter históricamente fatal de la
secuencia histórica de estadios o períodos étnicos construida por
Morgan, fue cuestionado posteriormente por las investigaciones de
diversos científicos como modelo para explicar las secuencias históricas
de sociedades particulares [5]aunque la pertinencia de la misma como un
modelo general para explicar el desarrollo histórico de la Humanidad, ha
sido validada por los resultados de las mismas investigaciones [6].
Como
resultado de los trabajos de Morgan y los análisis originales de Marx, y
Engels, dichos autores formularon la existencia de un una forma
originaria de relaciones sociales denominada Comunismo primitivo. Las
discusiones suscitadas sobre dicho tema, elevaron dicho concepto al
nivel de una categoría histórica, sujeto de estudio tanto de
historiadores y antropólogos como de filósofos y políticos
revolucionarios que vieron en dicha categoría la posibilidad de
concretar la nueva forma de sociedad que reemplazaría la Formación
Social Capitalista. De allí partió también la definición de una línea de
investigación académica que ha sido relevada y desarrollada por muchos
investigadores/as en todo el mundo hasta el presente, y es aquella
relativa a la historia y al funcionamiento de las formas d e
organización de las sociedades precapitalistas. Ello alude no sólo a
aquéllas que existieron antes de los siglos XII y XIII de la era cuando
aparecen de manera orgánica los primeros gérmenes del capitalismo, sino
también a las que han sobrevivido o sobreviven como partes integrantes
de la actual Formación Social Capitalista.
Tres
Tanto
Lewis Morgan como Carlos Marx y Federico Engels, al igual que los otros
filósofos del Socialismo Utópico del siglo XIX, sintieron una genuina
preocupación por explorar filosófica y prácticamente las vías que
habrían de permitir a la Humanidad alcanzar la meta de una sociedad
justa, emancipada de la opresión que traía aparejada el sistema
capitalista profundizada por la democracia burguesa, inspirada tanto en
el pensamiento político de la Ilustración, como por las propuestas
filosóficas jeffersonianas.
La
obra de Carlos Marx, que se desarrolló dentro de la atmósfera de
reformas y cambios sociales que bañaba Europa desde finales del siglo
XVIII, luchaba por la disolución del régimen de injusticia social
instaurado por el capitalismo abogando por el advenimiento de la
sociedad socialista, la cual consideraba una forma superior de
democracia. Su gran mérito es haber convertido las tesis del socialismo
utópico en una filosofía y un método que sirven tanto para la reflexión
histórica para la acción revolucionaria. En tal sentido, tanto Morgan
como Marx y Engels compartieron, de cierta manera, la concepción
materialista de la Historia para explicar los cambios sociales que
llevaron a la sociedad desde sus etapas iniciales del desarrollo
socioeconómico, y la organización social igualitaria o comunista
primitiva basada en la consanguinidad, hasta el surgimiento de la
sociedad desigual, dividida en clases, hacia el origen de la propiedad y
el Estado y –finalmente- la aparición del capitalismo.
Cuatro
El
estudio del Comunismo Primitivo ha constituido uno de los temas
centrales de discusión en la Antropología y las Ciencias Sociales en
general desde el siglo XIX hasta la actualidad. La razón de su vigencia
es la relación directa que tuvo el concepto de sociedad comunista con el
debate ideológico de la guerra fría y la necesidad posterior de explorar
nuevas vías democráticas hacia el socialismo, esto es, uno que dé
respuesta tanto a la solución de las necesidades materiales y de
justicia social de los pueblos, como a su necesidad de vivir y convivir
en democracia y libertad.
En una
de las obras de Lewis Morgan, Houses and House-life of the American
Aborigines , el autor dice que el comunismo tuvo sus orígenes en la
necesidad que experimentó la unidad familiar del Período del Salvajismo
para resolver sus problemas de supervivencia, ya que era todavía una
organización social demasiado débil para enfrentar por sí sola la dureza
de la vida cotidiana de entonces. Por tales razones, el principio básico
de las bandas de la sociedad igualitaria o comunismo primitivo era la
capacidad que tenía la gente de tomar decisiones por cuya ejecución todo
el colectivo era responsable. Para tales efectos, era necesario
consensuar la actitud de cualesquiera grupos humanos de la comunidad que
estuviesen llevando a cabo una actividad colectiva. Si llegaba a surgir
algún tipo de conflicto con los derechos de otros gru pos humanos, éste
era negociado por las partes interesadas. Los hombres y las mujeres,
definidos como grupos de interés de acuerdo con la división sexual del
trabajo, arbitraban o actuaban sus diferencias en público
[7].
Otra
característica fundamental de la sociedad comunista primitiva,
igualitaria, era la ausencia de relaciones de poder entre sus miembros.
Por el contrario, existía lo que se ha denominado un locus de autoridad,
el cual era de carácter disperso. Un locus alude a una forma de conducta
social no institucionalizada, a una forma de consenso sobre el derecho
que tienen los individuos más diestros en una actividad determinada,
para ejercer la autoridad del grupo, la dirección, cuando sus
capacidades son requeridas. Una vez que se resuelve la contingencia, esa
persona vuelve a integrar el rango de sus iguales. Algo similar ocurrió
entre los caribe caraqueños cuando fue necesario enfrentar la invasión
colonialista de Diego de Losada: el guerrero más capaz fue investido con
la autoridad para dirigir toda la confederación caribe. Una vez t
erminada la contingencia, se retiró a su aldea cerca de Paracotos, Edo.
Miranda, donde le sorprendió Francisco Infante, quien no creía en el
igualitarismo social, y le dio muerte [8].
Los
principios que normaban la sociedad comunista primitiva eran la
solidaridad, la reciprocidad y la redistribución. La creación de
condiciones sociales en las cuales la generosidad y el compartir se
convierten en el fundamento de la sociedad planificada, requiere la
existencia de una actitud consciente, pensada, dirigida, que sólo se
materializa si existen ciertas acumulaciones "significativas" de
autoridad entre algunos de los individuos del grupo social, las cuales
permiten sancionar de alguna manera la transgresión a las normas de
solidaridad que sostienen la cohesión del grupo. La solidaridad no
puede, pues, existir sin su opuesto. Ni la generosidad ni el egoísmo
colectivo son innatos, por el contrario, son conductas socialmente
aprendidas [9]. La solidaridad estimula, regula y norma la generosidad,
al mismo tiempo que la autoridad debe repri mir, sancionar y controlar
el egoísmo. Generosidad y egoísmo colectivos deben existir en una
inseparable conexión con la materialidad de la vida; de otra manera, la
existencia misma de la vida cotidiana se vería comprometida.
La
reciprocidad es otro elemento fundamental del llamado comunismo
primitivo. Cada persona espera que en la contingencia de no ser capaz de
producir o aportar lo requerido para el mantenimiento del colectivo, los
otros miembros o alguno de ellos aportaran su faltante para que aquél
pueda seguir viviendo. Cada quien sabe lo que puede ofrecer y lo que los
otros le ofrecerían en un momento de necesidad; está consciente que
existe una superestructura de la reciprocidad que va más allá de la
estructura familiar consanguínea. Una persona extraña que no pertenezca
a ese parentesco consanguíneo también puede adherirse al colectivo si
acepta adherirse, formar parte de esa superestructura de
reciprocidad.
Cinco
El
comunismo primitivo era una especie de estrategia de supervivencia que
caracterizó -particularmente- la vida de aquellas sociedades donde los
colectivos humanos no habían llegado a desarrollar un control adecuado
de la contingencia natural ambiental. La contradicción entre los grupos
humanos y el ambiente natural se resolvió en la medida que aquéllos
desarrollaron sus fuerzas productivas, garantizando así la reproducción
biológica y social de los grupos humanos [10]. Como consecuencia, la
reciprocidad tuvo que ampliar su espacio social y proyectarse hacia la
complementariedad económica y social entre diversas comunidades o
colectivos sociales que compartían territorios vecinos, de manera que
unas pudiesen obtener de las ótras ciertos recursos que en su entorno
eran escasos o inexistentes.
Este
flujo de intercambios habría sido el origen del desarrollo societario
desigual y combinado. Ello se tradujo en una nueva racionalidad
productiva expresada en la existencia de circuitos de intercambios
intersocietarios que se fueron haciendo cada vez más complejos y
extendidos, incluyendo esa vez no sólo alimentos para el consumo
inmediato, sino también para satisfacer necesidades religiosas,
estéticas u otras relacionadas con la ideología de la cultura de los
colectivos humanos [11].
Seis
El
interés por investigar y conocer los contenidos sociales del comunismo
primitivo, no es una actitud puramente académica. Nace, por el contrario
de la necesidad de aprender de las experiencias sociales del pasado, las
cuales constituyen una guía para entender y planificar el presente y el
futuro sin tropezar de nuevo con las mismas piedras. En la Venezuela
actual muchos/as científicos/as sociales, intelectuales en general,
políticos/as y administradores/as que apoyamos el proceso de cambio que
impulsa la Revolución Bolivariana, tenemos sincero interés por
establecer las premisas generales de lo que podría ser nuestro
Socialismo, nuestro Modo de Vida Socialista Venezolano en el siglo XXI.
Los conocimientos que pudiésemos extraer del comunismo primitivo, como
bien sabemos, no pueden ser mecánicamente aplicados a las situaciones co
ntemporáneas. Pero es importante reconocer las premisas éticas básicas
que deben animar la construcción un modo de vida socialista, como son
los conceptos de solidaridad, reciprocidad, igualitarismo y cooperación.
No se trata de una vuelta al pasado, ni el regreso a instituciones y
relaciones que estuvieron vigentes antes, sino considerar la pertinencia
de esos valores que estructuraron las raíces históricas de la sociedad
venezolana para lograr la construcción de ese modo de vivir socialista
Hector Díaz Polanco. 1987. Etnia, Nación y Política. [12].
Como
hemos expuesto en notas anteriores, el socialismo es un proceso de
transformación de sociedades concretas que debe estar fundamentado en
sus particularidades sociohistóricas igualmente concretas En tal
sentido, para construir un modo de vida socialista venezolano contamos
con los excelentes ejemplos de nuestras propias sociedades originarias,
cuyas relaciones sociales estuvieron caracterizadas por la cohesión y la
solidaridad sociales, el cooperativismo, la propiedad comunal, el
igualitarismo y el conservadurismo ecológico.
En la
sociedad contemporánea venezolana, el sector mayoritario de los
colectivos sociales que la integran tiene necesidad de organizarse para
protegerse de la contingencia que representa la pobreza. El sector
minoritario de la misma, la clase media y media alta, por su parte,
debería tomar conciencia también de la necesidad de organizarse para
proteger su existencia de la ausencia de solidaridad y reciprocidad,
resultado del enfermizo egoísmo del estilo de vida consumista que impuso
el capitalismo a la clase media venezolana. Ello toma gran importancia,
sobre todo si tomamos en consideración el progresivo empobrecimiento
dichos sectores en esta fase neoliberal del capitalismo, para cuyos
integrantes –al igual que ha sucedido en Europa- han colapsado las
estructuras que sustentaban la reciprocidad social: familia, Iglesia y
Estado.
La
pobreza es una manifestación concreta de la lucha de clases, debido a
que la clase dominante secuestra -para su propio beneficio- la parte del
bienestar que le toca a la clase de trabajadores/as, campesinos/as y
profesionales. Por esa razón, decía Mao, si la contradicción entre el
imperio y sus colonias se resuelve por el método de la liberación
nacional, la contradicción de la lucha de clases se resuelve por el
método de la revolución social. Siguiendo ese razonamiento podemos
observar que el segmento social mayoritario de la sociedad venezolana,
integrado por la clase popular y el sector de la clase media baja, fue
sempiternamente excluido del disfrute de una vida digna por los
sucesivos gobiernos de la oligarquía venezolana hasta 1998. Dicha
exclusión le produjo severas carencias en las áreas de identidad cultu
ral y autoestima, salud, educación, vivienda, agua potable, servicios
sanitarios, organización social para el trabajo, etc., determinando así
la existencia de colectivos sociales que carecían de toda posibilidad
para capitalizar sus capacidades creativas y productivas y sobreponerse,
como colectivo, a la pobreza. El segmento minoritario, sobre todo la
clase media, fue también neocolonizado por los gobiernos oligarcas,
creandoles una falsa conciencia que les hizo creer que eran diferentes
al resto de la sociedad pues pertenecían a la gran burguesía
transnacional y estaban, por tanto, supuestamente exentos de la amenaza
de la pobreza y la exclusión. socialista venezolano es necesario
inculcar a la población general el valor del igualitarismo social,
elemento fundamental tanto para la mayoría pobre excluida como para la
minoría perteneciente a la clase media. Ese igualitarismo social debe
pasar por la ! aceptación de que las diferencias sociales no implican
superioridad o inferioridad. Debe ser una "igualdad practicada",
incluyendo a la de género y el papel protagónico que deben jugar las
madres en la educación de los niños, como diría El Libertador Simón
Bolivar en su Discurso frente al Congreso de Angostura [13].
El
proceso bolivariano está generando, vía las misiones sociales, una nueva
institucionalidad que debe servir de fundamento a la futura sociedad
socialista. Esta nueva institucionalidad ha permitido en el corto plazo
resolver diversos nodos problemáticos que han venido trabando el
desarrollo social de la microeconomía. Gracias al desarrollo
experimentado por la macroeconomía venezolana, luego de la
descolonización de Petróleos de Venezuela, ha sido posible que el
gobierno bolivariano destine una inversión considerable al gasto social,
a la capitalización de las actividades productivas de la población que
había sido excluida hasta el colapso de la IVa. República.
La
mayor parte de aquella población, tanto la de origen venezolano como la
mayoría de colombianos/as que engrosaron el contingente de excluidos de
la IVa. República, comparten un origen campesino o provienen de
comunidades urbanas pobres. Ambas poseen en común una cultura urbana
popular donde la reciprocidad y la solidaridad constituyen caracteres
fundamentales. Es la pobreza de la vida en las barriadas populares, de
la miseria en todas sus facetas, lo que estimula que la solidaridad y la
reciprocidad tanto comunitaria como doméstica se conviertan en
mecanismos defensivos contra la pobreza y para la
sobrevivencia.
La
exclusión social ha influido profundamente en la reestructuración de la
familia y del género. La movilidad territorial ha sido una especie de
mecanismo defensivo generado por los hombres para enfrentar el
desempleo. Debido a la baja posibilidad para calificar sus capacidades
productivas mediante la adquisición de destrezas laborales bien
remuneradas, la vida social de los hombres se caracteriza por uniones
sexuales episódicas con diferentes mujeres, pero sin formar familias con
descendencia bilateral. Las mujeres, por otra parte, se han transformado
en el ancla de un tipo de familia matriarcal donde las diferentes
generaciones, abuelas, madres e hijas, asumen la responsabilidad de
reproducirla biológica y socialmente. De la misma manera, esa familia
matriarcal se organiza como una cooperativa. Los salarios, o parte
ellos, devengados por las mujeres de cad a familia engrosan un ingreso
global que provee para comprar alimentos, pagar los servicios básicos,
la educación de los niños/as, etc. La estructura de parentesco tiende a
funcionar como una familia extensa. El espacio doméstico de los ranchos
consolidados o casas estables se expande y subdivide de manera que cada
una de las hijas, sus descendientes y sus eventuales compañeros tengan
una habitación propia.
La
solidaridad y la reciprocidad son, en general, la base del nuevo tipo de
familia matriarcal. La acción de las misiones Barrio Adentro y Mercal,
Negra Matea y las Casas de Alimentación, resuelve una parte esencial de
la precariedad de la vida como son la salud y la buena alimentación. Las
misiones Robinson, Ribas, Sucre y Vuelvan Caracas, resuelven otro
aspecto crítico de la pobreza como es la ausencia de capacitación. Los
proyectos de desarrollo endógeno, las cooperativas, las microempresas,
las empresas de producción social, etc., dan respuesta a la necesidad de
capitalizar a las familias para que éstas puedan independizar su
economía domestica e incorporarse a la vida productiva
general.
La
política cultural del Estado venezolano debería promover, si es que ya
no lo está haciendo, la consolidación de la ideología de la solidaridad,
la reciprocidad y la cooperación, única manera de evitar que la
transgresión representada por el egoísmo y la explotación de los otros
hombres y mujeres disuelva los logros de las misiones sociales. Sobre
todo, esa política cultural debe estar acompañada de una política
educativa orientada a la estimulación de la conciencia solidaria,
producto de tradiciones culturales centenarias, que trascienda el ámbito
doméstico; de esta manera incluyendo a la de género sería posible
estimular la participación voluntaria de todos y todas a nivel general
en el logro de metas les que atañen como colectivos.
Un
elemento que nos parece interesante de señalar en la construcción de la
solidaridad social en esta fase transitoria hacia un modo de vida
socialista venezolano en el siglo XXI es el referido a pensar en cómo
lograr su reproducción y conservación. No porque ceda la precariedad
económica, que desaparezca la pobreza en importantes sectores de la
población sería permisible que el egoísmo resurja. El que ya nadie
necesite ser recíproco para poder sobrevivir no debería servir de excusa
para la existencia de unas relaciones sociales signadas por el
individualismo, tal como sucede en Europa hoy día. Todo lo anterior
implica que el factor sustantivo a transformar es el sistema social
capitalista, pues tanto los valores culturales como los comportamientos
y éticas sociales guardan una relación de correspondenc ia con el modo
de producción de la formación social.
Si
aprendemos de las experiencias anteriores ocurridas en la Revolución
Soviética, en la Revolución Alemana de 1918 y más atrás, lo ocurrido en
1870 en la Comuna de París, tendremos que convenir que no es posible ni
viable construir el socialismo en un solo país, porque el imperio del
capitalismo con toda prontitud ahogará sin compasión los movimientos
populares en un baño de sangre y de fuego, como ocurrió en Chile con el
gobierno del presidente Allende. La única manera de garantizar la
continuidad de nuestra experiencia socialista y contener las arremetidas
del imperio, es crear formas de asociación con otros pueblos y países
que participen de la noción de solidaridad internacional, democracia
social y soberanía nacional, fundamentadas en la ley del desarrollo
desigual y combinado, que p ermita balancear las ventajas comparativas y
las carencias que comparten dichos pueblos. Ello es el la meta del
proceso de integración Mercosur+Cuba y el Caribe en general, que
adelanta el gobierno bolivariano.
Uno de
los objetivos importantes a lograr en el frente interno para la
construcción del socialismo venezolano en el siglo XXI, es la formación
de redes solidarias de producción, circulación, distribución y consumo
de bienes, productos, servicios, etc. De esta manera se haría factible
la integración transversal de los colectivos vía los proyectos de
desarrollo endógeno, de las cooperativas, microempresas y empresas de
producción social en un sector económico socialista popular donde los
medios de producción estarían en manos de los mismos productores/as, el
cual tendría su nicho particularmente en los Consejos Comunales, el
barrio, la parroquia y el municipio o municipios. La macroeconomía,
donde se integra la gran propiedad social de los medios de producción:
PDVSA, CVG, SENIAT, etc., conf ormaría el polo de acumulación nacional
de capitales cuyos aportes, vía la inversión social, consolidaría y
expandiría el sector económico socialista popular.
El
socialismo venezolano en el siglo XXI debe tener como meta corregir la
exclusión social y económica y la injusticia social, de manera que
podamos compartir y repartir la riqueza, no la pobreza, rompiendo así el
ciclo perverso de la reproducción de la miseria. El proceso está en
marcha, pero es necesario que los venezolanos/as comprometidos/as con el
éxito del proceso bolivariano avancemos con disciplina y con la
conciencia de que estamos creando un modo de vida socialista, no
promoviendo un simple cambio de gobierno.